Este hombre se siente vacío, insensible y sin ganas de seguir adelante. El médico le ofrece todo tipo de soluciones a su problema, pero estas no responden a las expectativas del paciente, ya que es un hombre que ha conocido mundo, es instruido, ha sido deseado y amado por muchas mujeres y, además, es de noble cuna y con recursos. Posee riquezas, es admirado y al mismo tiempo se siente solo y muerto en vida.
Es consciente de que lo que le rodea es una imagen de personas aduladores que odia. Finalmente el médico le aconseja una distracción, ver actuar al famoso actor que el poeta nombre en la primera estrofa. El médico se sorprende cuando el enfermo es el propio actor, que lo tiene todo y más.
Este actor expresa que cuanto más hace reír más desgraciado se siente. Su risa es su forma de llorar y por eso se dirige al lector para que desconfíe de quienes se ríen, porque ocultan una gran tristeza. Creer en algo es un apoyo, pero al perder la fe, la risa es una extensión de la pérdida.
Todo lo que nos rodea es falso, algo irreal y la vida nos hace fuertes. Para este actor, muchos están en la vida viviendo una eterna mascarada de muchos caminos vitales y lo único que hacen es esconder los sentimientos reales, la tristeza por el sufrimiento detrás de la risa, actuando un día tras otro.
A través de una pequeña historia, de cuento con mensaje, el poeta nos presenta una realidad que no es algo inhabitual en la sociedad en la que vivimos. En cualquier momento de la historia, ya sea el pasado o en la actualidad, existen muchas personas que se esconden tras un personaje que alimentan día a día y que oculta su verdadero yo. Renuncian a ser sinceros, a mostrarse como son de verdad, qué sienten y cuáles son sus deseos, anhelos, sueños y tristezas, para ocultarse tras una máscara, que lo único que consigue es hacerlos más desgraciados y tener que inventarse una mentira tras otra.
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